Este libro desarrolla la relación y dinámica entre la cultura constitucional y la democracia, planteando la importancia de otorgarle sostenibilidad con criterio integral. Frente a un contexto de retroceso democrático, alentado por el fenómeno del populismo, la crisis sanitaria y los problemas estructurales de desigualdad en Latinoamérica, es inaplazable incorporar en las políticas públicas el fomento de la cultura constitucional en la sociedad.
La cultura constitucional es parte indispensable de la base, desarrollo y proyección de la democracia constitucional. Por tanto, no es un asunto natural y exige un rol proactivo del Estado. Para este efecto, cobra relevancia la convocatoria de elementos internos y externos necesarios para su configuración y eficacia. Entre estos, se analizan aspectos como la pluralidad e integración social, la convivencia ciudadana y el deber, la discrecionalidad limitada del poder y la garantía de imparcialidad de las altas cortes constitucionales; así como la educación constitucional, la función social de los medios de comunicación, la institucionalidad y el interés público en la idoneidad de los partidos políticos.