Marcharme no fue algo fácil de decidir. Ni siquiera fue mi decisión.
Irme fue muy duro. Alejarme de ella sin duda ha sido lo más duro que he tenido que hacer en mi vida. Darle la espalda mientras me suplicaba que no me fuera sin duda partió mi maltrecho corazón. Pero...
Ahora he vuelto.