Tras su ruptura, Samuel –escritor de medio pelo, metódico y pragmático – y Alejanía –joven romántica, espontánea y bendecida por un surrealismo crónico –tomarán caminos distintos. Él, cansado de los habituales chantajes emocionales de la chica de acabar con su vida si se rompe la relación, amenazará con la misma moneda en su última discusión a fin de que Alejanía comprenda lo que le ha hecho sufrir siempre. A pesar de su amenaza, los planes de Samuel son distintos: refugiarse en un pueblecito marítimo y terminar así con cualquier tentación de volver con ella. Ambos, desde su nueva vida, empezarán a valorar lo que no eran capaces de apreciar cuando estaban juntos. Samuel ayudado por sus nuevos vecinos, unos personajes extravagantes e hilarantes. Y ella, al experimentar en sus carnes que no resulta fácil convivir con alguien que no conoce más límite que la naturalidad y el carpe diem. Así, los dos repasarán sus vidas en común con el resto de protagonistas. Samuel con Prucio y Sandra -el ferretero y la panadera del pueblo- ingenuos y bondadosos, se preocuparán de que su nuevo vecino recapacite sobre su decisión de haberse trasladado con ellos y regrese a la ciudad. Y Alejanía de la mano de Fernando, el único hombre capaz de aceptarla tal y como es y que se resiste a mantener relaciones sexuales con ella pese a la insistencia de su amiga que no parará de acosarlo.
¿Llegarán a la conclusión de que se equivocaron separándose?
¿Les dará otra oportunidad la vida para que puedan llegar a hacerlo?