Imagina por un instante una enorme araña parada en la pared de tu habitación. O mejor, un charco de vómito o un montón de excrementos que te dejó tu perro delante de la puerta. O, mejor aún, un vaso lleno de moco para que te lo tomes.
¿Hay un espejo cerca? Si miras tu cara ahora, veras la mueca de asco:
el ceño fruncido, la nariz arrugada y las comisuras hacia abajo. En todas partes del mundo las personas usan esta expresión cuando algo les da asco. Incluso nuestros antepasados ya lo hacían. Esa mirada no apareció así sin más. Con esta particular expresión facial estamos advirtiendo a los demás que algo es muy repugnante. Quizás alguien está vomitando porque comió un hongo venenoso o un pedacito de carne un poco rancia. Mejor no tocar esos alimentos.
Generalmente el asco va de la mano del miedo. Imagina que ves una enorme cucaracha por ahí. Lo más probable es que sientas asco y miedo a la vez. Es bueno que sientas miedo, porque eso hará que te mantengas alejado del peligro. Las cucarachas en sí no son peligrosas, pero indican que tu casa no está limpia.
En este libro quisimos ir en busca de 101 datos particularmente asquerosos. Así que, a arrugar la nariz y ¡a pasarlo bien sintiendo
mucho asco!