El Antiguo Régimen se derrumbó ante la embestida de la Revolución francesa. En Francia, bajo los ideales de "Liberté, égalité, fraternité" se decapitó al rey y se dio la bienvenida a la república, se proclamó que todos "los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos" y se aprobó el sufragio universal masculino. En París, bajo el himno de la Marsellesa, la Revolución desembocó en el Terror, ocaso del horizonte de concordia y fraternidad, y la razón moderna se encarnaba en un nuevo Imperio que se extendería por Europa con las victorias de los ejércitos napoleónicos. La Europa revolucionaria, obra maestra que se ha convertido en un clásico fundamental, ofrece una crónica previa a la gran agitación y describe tanto el desarrollo de la Revolución en Francia como el gobierno de Napoleón y su impacto e influencia en el resto de Europa y el mundo. George Rudé, autoridad y referencia en historia social, presenta cómo aquella sociedad revolucionaria, que transformó radicalmente el orden social y derribó el Antiguo Régimen y sus instituciones políticas, acabó configurando un Imperio.