Annabelle Forrrester sólo había amado a un hombre en su vida: Rand Dunbarton. El atractivo millonario la había cautivado, pero su vertiginoso romance había terminado de forma amarga cuando Rand la obligó a elegir entre él y su trabajo.
La investigadora privada no podía imaginarse que, un año después, Rand iba a convertirse en uno de sus clientes. A Annabelle le parecía un cruel giro del destino que el hombre que no había podido aceptar su ocupación, en ese momento necesitara su ayuda para descubrir quién estaba intentando sabotear su empresa de ordenadores. Pero, ¿la habría buscado por razones profesionales, o tendría algún otro motivo oculto?