Un Toyota rojo dobla en la esquina y avanza hacia la joven, apaga las luces y disminuye la velocidad, se detiene justo al lado de María José, que ya abre su bolso en busca de las llaves del portón. Duque ha reconocido a su ama y ladra excitado. María José escucha a sus espaldas que se abre la puerta del auto. El tintineo de las campanitas del llavero al fondo de la cartera atrae sus dedos, lo toma por fin.
Introduce la llave en la puerta y escucha el clic que la abre, alcanza a vera su pastor alemán saltar hacia ella y luego lo ve mostrar los dientes, ¿por qué me gruñes lindo? Una mano enguantada le aplasta la nariz...