"El mejor escritor argentino de su generación". Hernán Casciari
«Ocho personas, una casa baqueta pero hermosa, sol, jardín, río. Un montón de porro, una canoa, pelota, aros de hula, música y una camarita GoPro para filmarlo todo». Con esta sinopsis que reproduce los modos de una película de bajo presupuesto, Juan Sklar resume el estado de situación con que empieza Los catorce cuadernos , su primer libro, publicado originalmente en 2014 y ahora reeditado.
Las mujeres como tierra incógnita, las ingobernables funciones del cuerpo, la pulsión de conquista, el deseo de construir algo que responda al nombre de «familia», el dilema de ceder a los mandatos o hacer exactamente lo contrario, la presión de no saber qué sería «lo contrario», la ventana de las drogas psicotrópicas, los padres como decepción inevitable, el vegetarianismo, el tarot y alguna otra práctica esotérica son temas que dialogan con una precisión y una brutalidad luminosas, y hacen de este libro una cruza perfecta entre el relato existencial, la crónica de juventud y la novela erótica.
Un guionista en crisis pasa un mes en el Delta junto a un grupo en el que hay sobre todo extraños. Dentro de ese clima enrarecido, el narrador (que siempre —tal es el juego de la autoficción— se parece mucho al autor) se presenta como una especie de etnógrafo que intenta desentramar de qué materia están hechos los vínculos. Y que trata de echarse unos polvos mientras tanto.
Exacto, ágil, desubicado y principalmente verdadero, Sklar muestra una especie de Big Bang: los que ya lo leyeron van a ver acá el origen de algunas de sus obsesiones. Y los que lo leen por primera vez van a toparse con un ave rara, un autor impúdico dispuesto a encender todas las mechas, incluidas las que conducen a su propia explosión.
Josefina Licitra