Una sofocante noche de calor en Madrid es el escenario del nuevo caso del inspector Qino Montoya, en el que el arte, el sexo y la muerte se aliarán con las mentiras, las apariencias y las casualidades para ocultar la verdad. Qué tienen en común un ajuste de cuentas entre dos camellos de poca monta y un asesinato en una joyería con una exposición de arte abstracto en África o una performance de arte moderno en Lavapiés.
La respuesta mide más de metro noventa, tiene barba, es peludo, zurdo y vegetariano, vive en Malasaña y tiene fobia a la monogamia. Un caso en el que la casualidad y el deseo serán una accidentada pareja de baile que obligará al inspector Montoya, y a los subinspectores Nerim y Córcega, a no dejar ningún cabo suelto si quieren llegar a la verdad.