Matadero Franklin es una narración inspirada en la juventud del Cabro Carrera, pero también es un relato sobre Santiago, los barrios de la capital y la forma de vivir que fue destruida con el golpe de Estado. Si pudiésemos mezclar Fargo, The Sopranos, Gangs of New York y ambientarlas en el Chile del siglo pasado, de seguro el resultado no sería tan sorprendente
No es azaroso que Simón Soto sitúe su primera novela en el Matadero, ya que la historia que quiere narrar no es sino la del Cabro, Mario Leiva, y cómo habría sido su origen delictual en ese mundo violento y machista, que, como aquel otro relato señero de Esteban Echeverría, de alguna manera nos muestra las diferencias entre un mundo civilizado y otro bárbaro. Quizás eso es lo que representan las fuerzas del Lobo Mardones, matarife antiguo y religioso que se deleita con la cueca, y Torcuato Cisternas, pequeño delincuente que
termina amasando una fortuna y organiza una suerte de mafia desde el barrio Matadero: la pugna entre un mundo antiguo y colectivo que agoniza, y un mundo nuevo, regido por el individuo y el capitalismo, simbolizado por la entrada de la cocaína a los bajos fondos.