Hay muchos cuentos sobre Cuba, pero estos son los míos, personales. Además, hay otras narraciones de distintos lugares que quieren descifrar lo escondido, lo inmediato y lo que crea la chispa, algo que remueve nuestro pensamiento.
Los 33 senderos de Miramar y otros relatos son historias de vida, avatares, caminos de resistencia, de aquellos personajes que conocemos, de los que nos resultan atrayentes, cercanos; a veces nos cruzamos con ellos en la puerta de una casa, en un jardín fragante, y otras, en la arena y en las piedras de las playas abandonadas y ventosas.
En esas vidas, está lloviendo, o acaba de escampar, casi siempre hace mucho calor. Y allí descubrimos que fue lo que pasó; usted lo sabe y yo lo sé.
¡Vámonos a La Habana!, y desde el Malecón, sin parar a Santiago; yo he estado en la Casa de la Trova, nadie cantaba ni tocaba, no eran buenos tiempos.
Pero si todo va bien, cuando todo vaya mejor, cuando tenga remedio, entonces volveré algún día, a Casablanca y a Guanabacoa, a Jaruco y a Miramar.
¡Salud!