A través de la exploración de una serie de escenas, Teresa Punta explora en este libro la posibilidad de una escuela que se cuenta a partir de lo que su territorio ofrece como materia de aprendizaje: ovejas en un corral, bolitas en un recreo, cuencos de azúcar. Una escuela que celebra la diversidad, dándole cabida a lo bullicioso y a lo silencioso, a lo femenino, a lo masculino o a lo que no responde a ese criterio binario. Una escuela que se cuenta tratando de torcer –al menos por un rato– la muñeca de la lógica mercantil, verticalista y etiquetadora.
Mundo escuela propone que todos los chicos y chicas que asisten a una escuela lo hagan en las condiciones más favorables posibles. La apuesta es pensar las escuelas y sus intervenciones en las vidas de quienes las transitan por fuera de lo ya probado y conocido, evitando el cumplimiento de profecías de fracaso y construyendo colectivamente en ellas entramados y espacios de acogimiento indiscriminado. Porque cuando esto sucede, los aprendizajes también suceden. Al enfatizar los problemas que se presentan en la cotidianidad de maestras y maestros, se puede pensar a partir de ellos y formalizar y actualizar las concepciones que dan sentido a las vidas que transitan la escuela.
De la mano de chicos y chicas en edad escolar, esta obra invita al lector a viajar por distintos grados y colegios para acompañar la tarea docente en su costado más revolucionario: mirar las mismas cosas cada día con ojos nuevos.