En el momento en que vi al nuevo fotógrafo de Rallegra, la revista en la que trabajaba en Londres, supe el tipo de hombre que era: arrogante, impertinente y muy rico. Las chicas de la revista se lo empezaron a comer con la mirada en cuanto su culo de acero cruzó el umbral de las puertas de nuestras oficinas.
Cuando me vi obligada a viajar con él a París para hacer un reportaje, no estaba interesada ni en su sonrisa seductora, ni en su sexy acento norteamericano ni en sus insinuantes palabras. De ninguna manera iba a dejarme seducir por sus encantos.
Hasta que lo hice.
En París.
Hasta que empezó a besarme y yo me pregunté cómo habíamos llegado a eso. Hasta que arrastró sus labios por mi piel y yo solo podía desear más. Hasta que consiguió desnudarme en todos los sentidos.
Es curioso, hay locuras que solo puedes cometer en París…
Pero París no puede durar para siempre…
MARIA
25/5/2024
La historia está bien pero al final se me ha hecho un poco largo.
Laura
9/2/2024
Me ha encantado la historia, aunque a veces me parece que daba muchos daltos temporales y me quedaba con ganas de saber mas de esos momentos.
AnnA
2/1/2024
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