Desde su más tierna infancia, el padre Pío sintió el deseo de seguir el ejemplo de Cristo. Heredero espiritual de san Francisco de Asís, el fraile de Pietrelcina vivió su santidad con sencillez y humildad, escuchando sin descanso a los demás y dialogando intensamente con Dios. También fue una figura controvertida: el don de los estigmas que él recibió con alegría suscitó al mismo tiempo mucha incomprensión y acusaciones.
Además, el santo dejó una muestra tangible de su amor por los más pobres y necesitados con la construcción de la Casa Alivio del Sufrimiento, un complejo hospitalario de vanguardia reconocido internacionalmente.