¿Qué otro sentido puede tener el perseguir lo inalcanzable más que la locura? Esa es la pregunta que Ana siempre tuvo miedo de hacerse. En su caso, era la belleza. Una inmensa mancha de nacimiento cubre la mitad de su rostro, imposibilitándole parecerse a las modelos que salen en la televisión. Cosa que la gente siempre le hizo sentir. Excepto en Salinas, su lugar en el mundo.
Si bien ya habían pasado más de diez años en que su padre, en circunstancias más que extrañas, la había arrancado de allí, su amor por esa ciudad costera no menguaba. Por esto es que, cuando le surge la posibilidad de volver, no lo duda ni un segundo.
En un principio se siente dichosa de revisitar ese lugar donde había sido tan feliz y reunirse con personas que tanto aprecia, como su tía Mercedes. Sin embargo, allí debe enfrentar una dolorosa situación al enterarse de que su ex novio Elián falleció en un sospechoso accidente.
Cuando regresa a su casa, Ana descubre una inscripción ominosa en una foto que le regaló su tía: "Elián no está muerto". A partir de ahí, todo cambia. Una misteriosa mujer la acosa y Ana debe volver a Salinas a desentrañar una compleja red de engaños y mentiras, lo cual la coloca en medio de una intriga que podría costarle no solo la cordura, sino la vida.