NI DÉBIL NI INSENSATA. UNA AUTÉNTICA REBELDE.
La Historia nos la ha presentado como una mujer mas interesada en su físico que en su labor en la corte, cuya debilidad e ingenuidad la convirtieron en una emperatriz inocua. Pero la realidad no puede ser más distinta. Rebelde, culta y lúcida, su amor por Hungría facilitó el nacimiento del Imperio austrohúngaro.