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Sistemas de habitabilidad: principios técnicos del proyecto de arquitectura

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La arquitectura es un artificio que actúa como interfaz entre la naturaleza y el ser humano. La naturaleza genera diversas acciones ambientales que inciden de manera directa sobre la arquitectura, y esta se traduce en una envolvente que tiene que procesarlas para traducirlas en un

espacio habitable (véase figura 1). Este concepto, en apariencia elemental, supone diversas operaciones complejas que permiten que el ser humano, con la sensibilidad que lo caracteriza, pueda sobrevivir en un espacio estable

y confortable. Figura 1. La arquitectura como artificio frente a las acciones ambientales* La envolvente arquitectónica tiene como objetivo traducir las acciones ambientales —como la gravedad, el sonido, la luz, el aire, el agua y la radiación— en indicadores tangibles asociados al espacio arquitectónico:

• La función estructural (gravedad)

• El confort acústico (sonido)

• El confort lumínico y visual (luz)

• El confort térmico (aire y radiación)

• La estanqueidad (agua)

La técnica incluye los diferentes procedimientos que permiten ordenar la materia por medio de la construcción, para responder a las acciones ambientales y generar un espacio estable (función estructural), estanco y habitable (confort acústico, lumínico y térmico). La técnica es un

concepto complejo que hace posible conectar de forma simultánea elementos racionales asociados a la lógica, una actitud de respeto a la naturaleza, al ser humano y la comunidad, fundamentada en la ética, y un resultado plástico que es reflejo de la búsqueda constante de generar una empatía profunda entre el espacio y sus usuarios, todo mediado por la estética (véase figura 2)