Vírgenes y toxicómanos es una de las novelas más desconcertantes y misteriosas escritas por Mario Mendoza.
Anton Echeverry, un padre ejemplar y un profesional comprometido con la defensa de los derechos humanos, sufre una crisis profunda tras la muerte de su esposa en extrañas circunstancias. Su mundo se resquebraja y lo único que logra frenar su caída al abismo es su hijo Martín, un brillante estudiante de Sociología, que quedó discapacitado en un accidente años atrás. Un día, escucha por casualidad una conversación entre el joven y su mejor amigo, un compañero de universidad, hijo de un político, que anda en muletas por una poliomielitis, en la que comentan que ellos son "la tristeza de Dios". Afligido por estas palabras, Anton pone en marcha un audaz plan para ayudarlo. Su estrategia impactará la vida de Martín y la de quienes lo rodean más allá de cualquiera de sus expectativas. Un suceso inesperado pondrá todo patas arriba e instalará al atribulado padre en la irrealidad y el delirio. En esta historia nada es lo que parece.
Hay muchos mundos, muchos estados. Todos estamos en tránsito. Nada aparece de la nada y nada desaparece del todo.


























carito
1/11/2025
Cuando escuche a varias personas decir que este libro se trataba de personas con discapacidad y su sexualidad, quise leerlo. Pero este libro no solo se trata de eso, también maneja temas de misterio y policíacos como es costumbre en el autor. También habla de física cuántica y mundos paralelos. Pero en sí la historia no es concreta. Siento que con los dos personajes en condición de discapacidad física que aparecen en el libro, Mario Mendoza refuerza la creencia de muchas personas, que no queremos ser así, que tenemos bajo autoestima, que somos personas depresivas y tristes, que tenemos rencor con el mundo entero... Ah y que no podemos ser felices sin pareja, si bien las parejas son importantes, no son nuestra única fuente de felicidad, como lo hace ver el escritor. También dicen los chicos que representan a las personas con tienen discapacidad, en el libro, que nosotras las mujeres en condición de discapacidad somos feas, que por eso deben buscar parejas sin esta condición... En fin, siento que es muy discriminante la historia. Siento que a Mario Mendoza le falto muchísimaa investigación para nosotros. Ya que casi ningún libro tiene personas con discapacidad, pues el escritor debió haber aprovechado para romper paradigmas y falsas creencias. Aunque debo admitir que jamás generalizó. Desafortunadamente el libro no era lo que yo esperaba, por ningún lado, y no me gustó
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