"Don Abel tenÃa cincuenta anos, don JoaquÃn otros cincuenta, pero muy otros: no se parecÃan a los de don Abel, y eso que eran aquellos dos buenos mozos del ano sesenta, inseparables amigos desde la juventud, alegre o insÃpida, según se trate de don JoaquÃn o de don Abel. CaÃn y Abel los llamaba el pueblo, que los veÃa siempre juntos, por las carreteras adelante, los dos algo encorvados, los dos de chistera y levita, CaÃn siempre delante, Abel siempre detrás, nunca emparejados; y era que Abel iba como arrastrado, porque a él le gustaba pasear hacia Oriente, y CaÃn, por moler, le llevaba por Occidente, cuesta arriba, por el gusto de oÃrle toser, según Abel, que tenÃa su malicia."