El autor cita las palabras del científico cristiano Frances Collins, director del proyecto Genoma Humano, en su obra "El lenguaje de Dios" cuando afirma: El Dios de la Biblia es también el Dios del genoma. Se le puede adorar en la catedral y en el laboratorio. Su creación es majestuosa, sobrecogedora, compleja y bella, y no puede, por tanto, estar en guerra consigo misma.
El libro aporta respuestas coherentes a los problemas de la fe en todas sus dimensiones. Tanto cuando nos confrontamos con preguntas difíciles, como cuando tenemos, inevitablemente, crisis de fe. Un libro bien escrito y bien documentado que aporta una visión global, fresca y coherente al problema de la confrontación entre ciencia y fe.