Argán es prisionero de sà mismo. El terror a la muerte y el miedo a enfrentarse a la vida le tienen encadenado
a su propio lecho, nada le importa, ni su familia, ni su mujer; es una persona cegada y egoÃsta, a la vez vÃctima
y verdugo. Tan solo la astucia de Toñita, la criada, auténtico motor de la acción hará posible un desenlace
donde triunfe el amor y queden en evidencia los intereses de las malas personas.