Finalmente ella dijo "Quiero empezar a salir con otros hombres en una vena más seria, no solamente una noche aquí y una escapada allá cuando me harto de ti o me quiero vengar de algo que hiciste o dijiste o sencillamente me calienta algún otro tipo durante un día o dos, de manera que quiero que te vayas de una vez y es la última vez que voy a decirlo", y él dijo "Tal vez las cosas todavía puedan arreglarse entre nosotros, siempre se han arreglado, y si realmente se arreglan, no vas a sentir que necesitas ver a nadie más, así como yo no lo he sentido nunca, y no tendré que irme".
Si existiera un archivo universal con el registro de todas las relaciones sexo-afectivas que tuvimos a lo largo de la vida, ¿permitiríamos que se hiciera público? ¿O preferiríamos que algunos secretos nos acompañen hasta la tumba? Probablemente Gould Bookbinder, el protagonista de esta novela en dos novelas, tendría mucho para decir y otro tanto para ocultar.
Son los años cincuenta en Nueva York, las reglas para el cortejo son muchas y bien diferentes a las actuales y Gould es un joven muchacho ansioso por iniciar su vida sexual, para lo que será necesario que transgreda cada una de estas reglas. Con el paso del tiempo las cosas van cambiando, la revolución sexual de los sesenta se filtra en todos los rincones y Gould va armando un prontuario de relaciones de lo más diversas.
Stephen Dixon, considerado por la crítica como un escritor de escritores, reversiona en Gould el viejo recurso del fluir de la conciencia y arma una estructura hipnótica a través de la fórmula "Él dijo / Ella dijo", dándonos acceso a lo que piensan los personajes mientras son ellos mismos quienes conversan en una suerte de diálogo infinito, tan hilarante como adictivo.