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La Gringa del Pastor

E-book


La vida es un desastre para Calvo. Ni cĂłmo negarlo. Su chamba, el despacho de abogados, Calvo-Abogados, estĂĄ a dĂ­as de desaparecer, de que cierre el changarro, y Ă©l de no tener de otra mĂĄs que escurrirse a ser, otro traje con corbata, otro ladrillo en la pared. Detesta imaginar el regresar a uno de esos despachos corporativos ‒de donde se escabullĂł, cola entre las patas, cinco años atrĂĄs‒ a arrumbarse dentro de un cubĂ­culo sin ventana, pantalla con estĂĄtica, escritorio de utilerĂ­a, silla ergonĂłmica diseñada para el quiroprĂĄctico.

Un cuerpo aparece flotando en el arremedo de rio que corre por entre los Viveros de CoyoacĂĄn, hallado por un corredor dominguero que no deja de vomitar y un poli con mĂĄs ganas de regresar a su torta de chorizo a medio comer, que de hacerla de Guardian de la BahĂ­a.

Una viuda, gringa ella, de quien Calvo no se acuerda, y quién esconde su tristeza detrås de un vestido, unos tacones y un perfume que solo sirven para calentar la imaginación, contrata a un investigador que no encuentra.

Un pastor, gringo Ă©l, tropicalizado hasta aullar "ÂĄmi virgen morena!"; una casa que encierra cucarachas; un viejo abogado que espera la muerte de su esposa enferma como quien espera el sello de la ventanilla 4 de la DirecciĂłn General de Pase Usted a la Siguiente Vida, solo para escuchar, uyy no, joven, esas son en la ventanilla 7.

Intentando regresar a la vida, Calvo se arrastra sin fijarse en toda la mierda que pisa, en la que se le queda pegada.