Antes de la invenciĂłn de la fotografĂa y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien morĂa sino unos pocos objetos que lo habĂan acompañado; su olor impregnado en la ropa; la letra, si la persona sabĂa escribir; retratos pintados, para quienes podĂan permitĂrselos, o mechones de pelo.
La voz es una extensiĂłn del cuerpo y la Ășnica parte que no puede enterrarse: la voz permanece intacta y altera el sentido del tiempo, pues estĂĄ condenada a quedarse en un presente eterno. «El mensaje de este libro, o mĂĄs bien la moraleja que se extrae de su lectura, es Ășnicamente Ă©ste: graba la voz de tus seres queridos», nos dice Ryoko Sekiguchi al inicio de esta obra singularmente emotiva y delicada en la que la autora de Nagori vuelve a demostrar una especial lucidez para describir y catalogar las experiencias mĂĄs Ăntimas y trascendentales del ser humano.
Compuesto de breves fragmentos, este inclasificable libro es una historia de la voz de quienes se han ido y de cĂłmo continĂșa afectando a quienes aĂșn viven. Una exploraciĂłn original y bellĂsima sobre la memoria, la desapariciĂłn y la huella que dejamos en el mundo.