El 10 de noviembre de 2009, el portero de la selección alemana, Robert Enke, se suicidó arrojándose a las vías del tren. Tenía 32 años. La noticia dio la vuelta al mundo y dejó perplejos a sus colegas y admiradores.
¿Qué pudo motivar que el guardameta que estaba a punto de jugar como titular en el Mundial de Sudáfrica decidiera poner fin a su vida de esta manera? Detrás de la vida idílica, de contratos millonarios con algunos de los equipos más prestigiosos del mundo -incluidos el Benfica de Mourinho o el Barça de Van Gaal-, Robert Enke luchaba contra un poderoso enemigo que lo estaba destruyendo por dentro: la depresión.
Ronald Reng, amigo del guardameta, reconstruye minuciosamente la vida del portero, narrando con elegancia y rigor la tragedia de un joven que luchó para poder hacerse un lugar entre la élite del fútbol mundial pero vio cómo sus sueños y los de su familia se vinieron abajo cuando la enfermedad apareció repentinamente en su vida.