Un dĂa de diciembre de 2017, Jesse Ball se dio cuenta de que tenĂa la misma edad –39 años– que el artista y escritor Édouard LevĂ© cuando escribiĂł su famoso Autorretrato. Esa coincidencia fortuita, de alguna manera irrelevante, activĂł en Ball el deseo de realizar su propio Autorretrato, adoptando el mismo procedimiento que habĂa utilizado LevĂ©, «un abordaje que no eleva ningĂşn hecho por encima de otro –tal como lo describe en la nota introductoria–, sino que deja a los hechos coexistir en una masa inĂştil, como una vida». A este desafĂo formal Ball decidiĂł sumarle otro, difĂcil de creer si no estuviĂ©ramos hablando de uno de los autores estadounidenses más originales y ambiciosos de su generaciĂłn: escribirlo en un rapto, casi sin interrupciones, en un solo dĂa.
El resultado es un ejercicio autobiográfico hipnótico, por momentos salvaje, lleno de destellos de humor y belleza, brutalmente honesto. Leer este Autorretrato no es solo entrar en el juego de revelaciones y ocultamientos de un escritor fuera de serie, sino también dejarse interpelar por una pregunta que nos toca a todos: ¿de qué banalidades y de qué maravillas está hecha una vida?