Me llamo Kim Gates y estoy hasta las narices de ver cómo mi ex es feliz con su mujer. Si ella no hubiera aparecido, yo habría tomado mejores decisiones y no estaría de regreso a Little Falls hecha polvo. Lo único que me faltaba eran los recurrentes sueños eróticos con el dueño del club de swingers llamado Hell's, al que conocí por casualidad en la despedida de soltera de mi cuñada. Su nombre es Devil, y le va que ni pintado porque se ha colado en mi cabeza para sumirme en un infierno personal, el del deseo perverso.
Mi nombre verdadero no importa, porque lo dejé atrás, junto a mi pasado, ese que me rompió hasta obligarme a reconstruir mi corazón a cachitos. Me convertí en Devil, el dueño de un club dual llamado Hell's, con una zona swinger y otra especializada en fiestas privadas subiditas de tono. Gano más pasta de la que puedo gastar, soy despiadado, exigente y muy activo con las mujeres. Aunque la mayoría parece obsesionada en buscar algo más que sexo, como si fueran capaces de llegar a mi corazón. Y eso no va a suceder nunca.