Las quemaduras, desde las limitadas y superficiales hasta las extensas y profundas, condicionan dolor e incapacidad en quien las padece, alteran el entorno familiar y colectivo, son un reto en su abordaje y manejo, además de exigir al sistema de salud la necesidad de tener previsto implementar procesos de atención preventivos y de respuesta eficientes y concientizar sobre la necesidad de contar con centros especializados para su atención y de programas educativos que aseguren la profesionalización y la educación médica continua.
La atención del paciente quemado es compleja y requiere una elevada inversión, lo que representa un gran reto para las instituciones y los sistemas de salud. Se requiere un equipo transdisciplinario que de manera conjunta no sólo aborde el manejo hospitalario, tanto médico como quirúrgico, sino que también evalúe su entorno, los factores condicionantes y precipitantes, el impacto familiar, escolar, laboral y social, la rehabilitación integral y la integración a su entorno.
La mayoría de las quemaduras son causadas por contacto con líquidos calientes, llama abierta, superficies calientes, inhalación de humo e incendios. Además de la mortalidad, millones de personas quedan con discapacidad a largo plazo y con secuelas estéticas, las cuales incrementan el estigma y la discriminación. Por eso, este exhaustivo trabajo aborda los temas relacionados con la piel, la evaluación del paciente, reanimación, monitoreo, manejo del dolor, nutrición, lesión por inhalación, sepsis, terapia, complicaciones, monitoreo y curación, entre muchos temas más.
