"Mi mamå me enseñó a hablar;
yo aprendĂ a escribir para poder hablarle.
Lo escrito ha sido nuestro cordĂłn umbilical
y lo Ășnico posible, y por eso
me debo a la palabra.
A los 25 años lleguĂ© a estar tan vacĂa de todo lo que no era mĂo que merecĂ mi nombre. Y volvĂ al Ăștero. En el vacĂo encontrĂ© latencia y posibilidad de hacer verbo mi voluntad de ser y significar, y de hacer polĂtica en el cielo para que todo sea poesĂa.
Le doy al lector con mucho cariño y afecto mi espacio vacĂo para que en Ă©l se reconozca libre y deseo que se choquen las cosmogonĂas para que surja lo innato y nazca lo nuevo" (Guadalupe).