Los relatos que componen este libro poseen esa particular forma de impureza de la que puede surgir la comprensión hacia los otros: ninguno de los personajes maltrechos que habitan estas once historias tiene toda la razón o está totalmente equivocado; ninguna bondad es total aquí, ninguna mezquindad es absoluta. El talento de McLaughlin para hacer surgir los detalles que expresan la ambigua complejidad de la conducta humana convierte estos relatos en poderosas piezas literarias de singular lucidez.
"La escritura de McLaughlin es tan atrapante y visual que el lector se mete de lleno en la historia desde el primer párrafo" (Sophie Gorman, Irish Independent).
"Este libro no es un debut en el sentido usual, es decir, una promesa de grandes cosas por venir. No es necesario preguntar qué hará Danielle McLaughlin luego: ya lo ha hecho. Este libro llegó para quedarse con nosotros por mucho tiempo" (Anne Enright).