con el Estado moderno es el papel que corresponde a los
poderes públicos en la vida social. Aunque generalmente
hayan aparecido mezcladas, es posible que este amplísimo
debate pueda descomponerse en tres cuestiones, cada una
de las cuales capaz de alcanzar un grado más de concreción
que la anterior: en primer lugar, cuáles son los ámbitos en
los que deben actuar los poderes públicos (qué sectores de la
economía, de la cultura, de la vida política, de las relaciones
familiares, etc.), en segundo lugar, y para cada uno de los
ámbitos en los que se ha decidido actuar, cuál debe ser el
sentido de esta actuación (a quién debe favorecer y a quién
debe perjudicar), y, finalmente, una vez decidido el sentido
de la actuación, qué forma debe adoptar esta (imposición,
prohibición, disuasión o incentivo de conductas privadas,
realización de obras, prestación de servicios, etc.). En cada
momento histórico, o incluso en cada coyuntura política, se
ha dado una respuesta distinta a cada una de estas cuestiones
y sus múltiples combinaciones. Lo que importa retener es
que se trata de un debate sustancialmente político.