"Los laberintos insolados es una novela sensorial, en la cual el relato de las experiencias de los sentidos es tan importante como el relato de los acontecimientos. Es una novela de olores, colores, sensaciones táctiles y sonoras. [...] Este mundo sensorial determina el uso del lenguaje y las metáforas que se emplean para nombrar tanto la experiencia exterior como la conciencia interior. Los sentidos, su registro, llevan al recuerdo y a la exploración de la interioridad. Ellos indican, como imágenes, aquello que sucede dentro de los personajes. Es por eso que Los laberintos insolados resulta siendo también una novela de tonos, atmósferas y sensaciones ópticas, una novela con un profundo carácter visual, fílmico, casi cinematográfico.
Tomado del prólogo de Camilo Hernández Castellanos."