La autora de este libro coge mal el lĂĄpiz. Lo ha cogido mal desde niña, cuando algunos profesores se empeñaban en corregirla porque «hay que escribir como Dios manda», e, incapaz de aprender, ha seguido cogiĂ©ndolo mal hasta el dĂa de hoy, con todas las consecuencias. Porque... Âżpuede acaso salir buena letra de un lĂĄpiz torcido? Ăsta es una de las cuestiones que planean sobre este conjunto de cuentos: la de la escritura indĂłcil, libre y acelerada, la escritura que araña y rasga la memoria, que destroza los recuerdos y hace de ellos otra cosa.
Las historias que aparecen en este volumen abordan temas como la culpa y la redenciĂłn, la falta de libertad y esos «pequeños instantes, epifanĂas, revelaciones, imĂĄgenes que se abren, palabras que se desdoblan», cuando «algo se quiebra, y todo cambia». Niños que se resisten a obedecer y que viven con asombro y soledad el difĂcil proceso de crecer; chicas rebeldes cuya rebeldĂa es subterrĂĄnea, rabiosa y poco aprovechable; seres atormentados âo noâ por los remordimientos y las dudas; picabueyes y nutrias que representan agresiĂłn o consuelo; el desconcierto de vidas en apariencia normales que a veces encierran crĂmenes y otras Ășnicamente el deseo de cometerlos.
Sara Mesa ha construido un conjunto sĂłlido y coherente de voces con su ya peculiar estilo tensado y sin artificios, que se revela aĂșn mĂĄs depurado en el manejo de las formas cortas. La finalista del Premio Herralde de Novela 2012 con Cuatro por cuatro y autora de Cicatriz, perturbadora novela que obtuvo un notable Ă©xito entre los lectores y la crĂtica, entrega ahora su libro quizĂĄ mĂĄs personal e intimista.
Este libro confirma los diagnĂłsticos de Rafael Chirbes: «Sara Mesa levanta una literatura de alto voltaje trabajada con precisiĂłn de orfebre», y Marta Sanz: «Una escritura desnuda y frĂa, repleta de imĂĄgenes poderosas que desasosiegan en la misma medida que magnetizan.»