Que el ĂĄrbol no tapa el bosque, nos recuerda el legendario dicho. En el tema que nos reĂșne, la extraordinaria antologĂa de cuentos de terror Mujeres letales, el ĂĄrbol en cuestiĂłn es Frankenstein, la novela de Mary Shelley; el bosque otros relatos de Shelley y de algunas de sus contemporĂĄneas mĂĄs ilustres y de otras casi desconocidas. Frankenstein parecĂa ser la excepciĂłn, y sin embargo era un Ăndice de lo que otras mujeres estaban escribiendo. Aunque la ficciĂłn gĂłtica y de terror es un gĂ©nero literario identificado casi exclusivamente con los hombres, desde prĂĄcticamente su nacimiento las escritoras lo hicieron suyo: ensancharon las fronteras del miedo y la premura, se internaron en sueños perturbadores y en fatales profecĂas; en la profunda noche de la fantasĂa.
Graeme Davis realizó una cuidadosa excavación literaria para sacar a luz cuentos exquisitos y olvidados. Hay autoras célebres, como Harriet Beecher Stowe, Louisa May Alcott o Edith Wharton, y hay otras que merecen serlo y sin duda lo serån. Los veintiséis relatos que componen este volumen, publicados entre 1830 y 1906, son una muestra evidente de una pråctica fecunda, a la que se ha prestado poca atención. Mujeres letales es un tesoro que merece descubierto y un acto de justicia literaria.