A bordo de veleros en peligrosas travesías, sorteando el Cabo de Hornos atadas al mástil de la embarcación, circunvalando el planeta antes de la apertura del Canal de Suez, padeciendo enfermedades y hambre, pero con el ánimo intacto, las viajeras del pasado nos demuestran que no hay límites cuando lo que uno se propone es viajar. Pilar Tejera, autora de varios libros dedicados a las trotamundos victorianas, desvela nuevas y sorprendentes aventuras en su último libro: Viajeras por los Mares del Sur. En palabras suyas, "Detrás del mito de la Bounty, del Capitán Cook, de Herman Melville o de la paradisiaca experiencia de Gauguin en Tahití, un puñado de aventureras vivieron sus mayores experiencias en las islas del Pacífico Sur hace más de 100 años".
Antes de la llegada de los turoperadores y los grandes trasatlánticos.
¿Cómo eran Fiyi, Vanuatu o Samoa, antes de la llegada del turismo de masas?, ¿dónde se alojaban los viajeros?, ¿qué comían?, ¿cómo se movían por estas islas? El libro es un viaje al pasado que resucita los diarios de más de 20 trotamundos, a través de las cuales descubrimos otra forma de viajar, y lugares que fueron en su día paraísos casi inalcanzables para el viajero común. Historias de antropófagos, bailes tribales, playas vírgenes, leyendas y viajes en barcas nativas por los caudalosos ríos de estos archipiélagos desfilan por las páginas del libro llevando de la mano al lector a un mundo ya desaparecido. "Gran parte del encanto de deambular por aquellas montañas era saber que dos años atrás, ¡sin duda nos habrían comido!". Con afirmaciones como esta, de la trotamundos victoriana Constance Cumming, el libro recoge las situaciones que tuvieron que afrontar aquellas viajeras.
Fanny Stevenson hace honor como muy pocas al famoso dicho de que "Detrás de un gran hombre hay una gran mujer". Fue quizás la gran viajera, porque como los peces que no pueden dejar de moverse para respirar, coleteó por medio mundo para sentirse viva y dar una esperanza de vida al único hombre que amó. Pionera entre los buscadores de oro, pintora en el París de los impresionistas y aventurera hasta el extremo de irse a los Mares de Sur y formar con los indígenas una comunidad, Fanny intentó ser madre, esposa, amante y pintora. Siguió la estela de su gran amor por medio mundo para buscar los climas más propicios a su tuberculosis, hasta desembarcar en Samoa, la última morada del gran escritor.
Beatrice Grimshaw, escritora y viajera de origen irlandés, fue enviada por el Daily Graphic como reportera de las islas del Pacífico, lo que le llevó a visitar destinos tan exóticos como las Islas Cook, Fiyi, Niue, Samoa, Annie Brasse y que circunvaló el planeta a bordo de su propio velero fue una pionera entre las pioneras en Fiji, Constance G. Cumming y la pintora Agnes Gardner King son otras de las damas incluidas en este revelador libro que nos transporta al corazón del océano.