La poesía no es más que un vuelo; dejarse llevar por el viento de la verdad.
Es cuando los ojos atrapan el alma y el sentimiento, y se dejan llevar, como trapos al viento.
Roberta Mezzabarba, poeta de carisma inconfundible, le pone alas a sus versos y los lanza a surcar el cielo de la dignidad.
Leer la colección titulada Como trapos al viento abre de par en par la mirada del lector y proyecta imágenes tan vivas que lo arrastran hacia esas verdades, muchas veces incómodas, y lo elevan sobre momentos de libertad escrita.
A menudo, somos retratados por «pintores» que desconocen los colores de nuestro afecto y de nuestras emociones.
Pero Roberta supo escuchar al tiempo, que le enseñó a conducir la vida, y le dio voz a sus obras.
Mis palabras son humildes, pero sinceras, para una poeta como Roberta Mezzabarba.
Podemos o, más bien, debemos tratar de ver la vida a través de sus ojos.
Al llegar a la última página de esta obra, será difícil arrepentirse.
Que disfruten la lectura.