Eran dos jóvenes que les había llegado la edad de demostrar que eran hombres y entre ellos no se conocían pues pertenecían a distintas comunidades y así aunque eran de la misma raza y tenían el mismo idioma.
Ellos tenían la misma edad aunque aproximada y era por las lunas por donde se regían en Etiopía y así todos los que habían nacido dentro de la misma luna tenían la misma edad, y a ellos les pasaba eso mismo.
Uno era grande y poderoso, tenía una enorme fuerza y resistencia, corría como el mejor y luchaba de la misma manera, pero no era muy listo, y se le notaba un poco paradito y tenía que tener a alguien que le guiase para ser feliz pues se sentía un poco perdido si no era así.