La narrativa de Héctor Torres nos conduce a una vía con salidas directas al asombro, la risa, la tristeza, la desesperación, la rabia, la confusión y la impotencia. Es un modo de tomar el canal rápido en dirección al lugar que habitan quienes a diario encaran la ferocidad caraqueña.
En estas líneas hallaremos, entre otras historias, a una joven madre que lo abandona todo por salvar la vida de su hija; a un hombre que de pelear a puño y sangre para obtener el respeto familiar; a los que sin posible escapatoria cargarán una cruz a cuestas por cometer el delito de existir, pues han nacido bajo el sino de la pobreza; a quien batallará con la tormenta de la vida y la sola idea de alcanzar la superficie y respirar en medio de la lucha significará la victoria. En definitiva, estos textos atienden la constante competencia entre la naturaleza humana y la ciudad; allí donde las dinámicas kafkianas se activan una y otra vez.
No hay espacio aquí para la debilidad. Ni para sus protagonistas ni para sus lectores. Este libro, precedido por "Caracas muerde" y "Objetos no declarados", cierra la trilogía que ha hecho Héctor Torres sobre la ciudad y toca la fibra sensible de quien lo enfrenta, pues está dirigido a quienes cuentan con la fortaleza de mirar de frente y sin disfraz "La vida feroz".