No soy tan zen es una comedia existencial cuyo protagonista está enfrascado en una lucha entre las palabras y las cosas, la logofagia y la logofobia, la nieve y la caca. Una estridente batalla interior tiene lugar en la mente de Julián González, periodista cultural, mientras intenta prestar atención a un cuarteto de cuerdas que parece interminable. El protagonista quiere silencio pero la vida se le ofrece terca y ruidosa y se entromete, y hay tacos y mariscos y gorditas de maíz con salsa verde y mucha chamba y harta prisa. En un mundo como el que habitamos —dentro y fuera de la novela— no es justo permanecer en silencio, aunque, a veces, acceder al silencio sea justo lo que necesitamos.
Para acompañarnos en este viaje de autoconocimiento, un variopinto catálogo de personajes circula por la narración: un tenor con servicio de serenatas a distancia, una mujer que se pierde por años al interior de una biblioteca, un dionisiaco y erudito veterano del periodismo cultural, una perrita husky de temperamento contemplativo. Con esta divertida novela, José Montelongo nos ofrece una precisa sátira del entorno cultural y la fauna que lo habita, a la vez que nos invita a prestar atención a la música de todo aquello que nos rodea.