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Proceso a Mitre

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Rostro de viejo adusto, ascética imagen de solterón empecinado, cansancio en la mirada: estampa de un ausente, en solitaria compañía de una memoria de fantasma que acechan. Su nombre es Juan Bautista Alberdi. Jean Jaurés lo tuvo por igual de Tocquevilla y Laboulaye, y aun de Monterquieu. Asomarse a su obra nos depara una inteligencia alerta y penetrante, un indagador minucioso, un hábil argumentador. La vocación de su vida fue pensar una patria. Poco lo visitaron los halagos, mucho lo acosaron las agonía. El compromiso con sus verdades y sus audacias lo llevó a vivir cuarenta años fuera del país al que dedicó las miles de páginas de constituyen el testimonio de su pasión. En sus bases escribió el estatuto de una Argentina incorporada al sistema mundial, que la quería subordinada y dependiente. Desde un liberalismo del nunca abdico, anotó algunas de las más lúcidas críticas a la oligarquía bonaerense y a su visión de la historia y la sociedad.