La Educación Ambiental no es una acumulación de datos. No se agota en lograr que los alumnos manejen determinados conocimientos. Su objetivo es la construcción de un compromiso ciudadano. Por eso no puede ser encerrada exclusivamente en las Ciencias Naturales. Estas disciplinas pueden explicarnos qué ocurre con los seres vivos de un río si alguien arroja un tóxico, pero sólo a través de las Ciencias Sociales podemos comprender por qué algunas sociedades toleran esas conductas. Así, el vínculo con el ambiente es histórico y cada cultura genera el suyo.
Pero además, la Educación Ambiental integra ciencias con sentimientos. Este libro expresa la actitud apasionada de quien cree que el principal tema de nuestro tiempo es el de la supervivencia de nuestra especie en condiciones dignas. Lo que sólo puede lograrse con ciudadanos dispuestos a actuar en ese sentido. Su autor piensa que en temas ambientales no se puede seguir siendo indiferentes. A lo largo de esta obra se desarrollan diversas iniciativas y proyectos de aula que promueven la acción ciudadana de alumnos, docentes y actores comunitarios.