En el Madrid de los primeros años del siglo XX se mezcla la aristocracia, el artisteo y el folclore en los tablaos y cafés, llenándose de la algarabía de los golfos, la melancolía de los bohemios, la petulante educación de la nobleza venida a menos y el derroche de los burgueses. Un pintoresco popurrí que se presta a habladurías y cotilleos.
Son los personajes que protagonizan esta novela fiel reflejo de esa mezcla, destacando el triángulo amoroso formado por la condesa Monreal, Willy, el escultor, y Lucerito Soler. Pero, por encima de todo, la decadencia, la demolición del ser humano por vía de la pérdida de su estatus y su riqueza, destrucción que puede tocar hasta a los más poderosos, transformándoles en caricaturas de lo que una vez fueron, traicionados, vilipendiados y convertidos en foco de risas y bromas de mal gusto.
Antonio de Hoyos y Vinent en A flor de piel le hace el amor al lenguaje en cada descripción, adentrándose en el terreno de la sensualidad y el deseo más mundano con elegancia. Desata la crudeza de la traición y el olvido, del poder del dinero y la capacidad del ser humano de ser interesado y cruel, sin importar los años ni la cercanía. Una historia que te enganchará desde la primera página y que saborearás hasta el final, como se degustan los manjares más deliciosos. Prólogo y relato original de Carlos Venegas Además de la obra, revisada y enriquecida con notas a pie de página, se acompaña de un prólogo y un relato original de Carlos Venegas, un relato basado en la relación de dos de los protagonistas de la novela, Lucerito y Willy, un fragmento que profundiza en su adictiva relación y explica algunos porqués de la obra.