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El retablo de las maravillas

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En El retablo de las maravillas Miguel de Cervantes Saavedra utiliza un argumento del Calila e Dimna citado también en el Libro de los ejemplos del conde Lucanor de don Juan Manuel.

En esta obra, unos pícaros (Chanfalla y su compañera Chirinos) llegan un pueblo para hacer una función insólita.

En el retablo, unas marionetas cuentan una historia que solo pueden ver los cristianos auténticos, sin ascendencia musulmana o judía y no fuesen hijos bastardos.

En este punto se sucede una escena hilarante. Chanfalla describe las maravillas que aparecen en el retablo (Sansón, un toro, ratones, leones y hasta osos colmeneros) y, en realidad, no está ocurriendo nada.

Hay solo una caja de madera vacía, un público expectante y un narrador inventándose una historia. Sin embargo, los presentes fingen y aseguran estar viendo las grandiosas maravillas que les cuentan. Temen ser considerados hijos ilegítimos o judíos conversos.

El retablo de las maravillas acaba con la llegada de un militar que exige alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no saber nada del supuesto poder del retablo no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados comienzan a mofarse de él.