(2)

En la cuerda floja

E-book


Leopoldo Orozco anda por la cuerda floja lanzando suspiros de acrĂłbata (como dirĂ­a Hudiobro) en este excelente libro de cuentos, y sobre todo de minificciones, que seguro dejarĂĄ una grata impresiĂłn en sus lectores. A Leopoldo le gusta jugar con la expectaciĂłn, ademĂĄs de conseguir que quien lo lee sea parte de un estimulante simulacro lĂșdico en este cauce de historias. En la cuerda floja despierta la curiosidad y el asombro, como toda buena obra de ficciĂłn. Lo hace, ademĂĄs, con una prosa ĂĄgil, cuidadosamente construida, lo que demuestra la madurez en un autor relativamente joven; y que acusa, por fortuna, la presencia de un magnĂ­fico lector de tal gĂ©nero literario.

Las minificciones del libro son ingeniosas, humorĂ­sticas, ucrĂłnicas, lo que las vuelve contemporĂĄneas. Hay en estas pĂĄginas alusiones a Creta, a la mĂșsica clĂĄsica, a la fenomenologĂ­a del rayo, a los funambulistas veracruzanos y hasta a un hombre invisible. Todo ello desde un punto de vista intertextual, muy de los tiempos que corren. Orozco es una feliz apariciĂłn en el panorama de las ficciones y minificciones mexicanas, siguiendo en sus pĂĄginas la lĂ­nea que Julio Torri, Augusto Monterroso y AgustĂ­n Monsreal han trazado con la publicaciĂłn de sus cuentarios en LatinoamĂ©rica. No se pueden perder este texto. Valga la cuarta de forros para antojarles la obra de Orozco; de Leopoldo, un nombre que no es importante, del que sĂłlo debe saberse que fue un equilibrista dedicado al arte de la cuerda.

Ulises Paniagua