Juan recibiĂł el apelativo de sin miedo debido a que no tenĂa miedo a nada. Pero como querĂa conocerlo, un dĂa saliĂł de su casa dispuesto a correr aventuras esperando toparse en algunas de ellas con algo que le hiciera sentir miedo. Sin embargo, de poco le valiĂł el encuentro que tuvo con una bruja ni despuĂŠs con un ogro. Y asĂ llegĂł hasta un castillo encantado.