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Reflexiones de vida

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Antes de todo me gustaría que supiesen que soy bailarina, adoro hacer todas las cosas por placer. Bailo con amor y alegría, pero no sin dolor, cuando me aplauden se me olvida el dolor. Soy pequeñita en altura y grande en sabiduría, poco aprendí en la escuela porque mis padres no tenían dinero para que estudiase, pero aprendí a bailar. Fui a mi terraza a tomar la brisa del mar, las gaviotas volaban y los barcos de pesca llegaban. Miré las olas del mar y me entraron ganas de bailar, pero no era la hora y no tenía con quien bailar. Entonces miré mi jardín y me dije para mí: «dos flores voy a coger y, con estas, dos palabras voy a escribir». En estas páginas les invito a leer pensamientos y reflexiones que quiero compartir con ustedes, desde la perspectiva de una mujer que ha luchado mucho y está a punto de llegar al final de sus días.