Al llegar la adolescencia los hijos salen a un mundo muy diferente al del hogar. Sus amigos piensan distinto. Por contraste, lo aprendido en casa resulta casi ridĂculo, y todo tiende a saltar por los aires de manera irreversible. ÂżPara quĂ© formar, si luego se los lleva la corriente ante nuestros propios ojos sin que podamos hacer nada?
El autor defiende en este libro la importancia de enseñar a respetar al diferente, y de hacerse respetar como diferente. Esta perspectiva redimensiona el modo de educar, y exige un cambio de paradigma, en un mundo donde ya no hay sitio para burbujas ni invernaderos.