Este libro indaga sobre las fuentes de riesgo del posconflicto colombiano. Lo hace desde la perspectiva de los vínculos generados hace décadas entre los recursos legales y las dinámicas del conflicto armado y la criminalidad en diversas regiones colombianas. A partir de un análisis pormenorizado del banano (en Urabá), el café (en Caldas, Risaralda y Quindío), el carbón (en La Guajira y Cesar), las esmeraldas (en Boyacá), el ferroníquel (en el municipio de Montelíbano, Córdoba), las flores (en la Sabana de Bogotá), el oro (en Chocó, Santander, Tolima y Nariño) y el petróleo (Arauca, Casanare, Meta y el municipio de Barrancabermeja, Santander), el libro sugiere que, más allá del narcotráfico, diferentes actividades económicas se han relacionado con el conflicto armado y la criminalidad, y deberían ser tomadas en cuenta en la formulación de políticas públicas y nuevas agendas de investigación.
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