Entre Actos, última novela escrita por Virginia Woolf, ofrece una profunda reflexión sobre la fragilidad de la paz y la persistencia de la memoria colectiva en un momento histórico cargado de incertidumbre. Ambientada en un día de verano en la campiña inglesa, la historia transcurre casi íntegramente durante los preparativos y la representación de una obra de teatro organizada por los habitantes de una casa señorial y su comunidad. La familia Oliver, en torno a la cual gira la narración, se compone de la anciana Mrs. Oliver, su hijo Giles y su nuera Isa, quienes encarnan tensiones generacionales, silencios afectivos y preocupaciones latentes sobre el mundo exterior.
Entre los personajes se encuentra Miss La Trobe, la enigmática y decidida directora de la representación, cuya visión artística busca despertar en los espectadores una conciencia crítica de sí mismos y de su historia. Los diálogos, las miradas y los gestos sutiles entre los asistentes revelan conflictos íntimos, anhelos no expresados y una inquietud que remite al inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial. La obra de teatro dentro de la novela funciona como un espejo fragmentado, donde la comunidad se observa, se incomoda y, en cierta medida, se reconoce.
La relevancia de esta novela radica en su capacidad para capturar, con una aparente simplicidad, la compleja red de emociones, tensiones sociales y corrientes históricas que atraviesan a una comunidad en vísperas de una transformación irreversible. Su tema central —la interacción entre el arte, la memoria y la vida cotidiana— se desarrolla con el característico estilo de Woolf: fluido, introspectivo y cargado de simbolismo poético. Entre Actos no solo es una obra sobre la representación teatral, sino también sobre el acto mismo de vivir y observar, sobre la forma en que la historia personal y la colectiva se entrelazan en un mismo escenario.
