Este libro insiste en una pregunta actual e intempestiva, luego de tantos diagnósticos que la daban por agotada en todas sus fases: la pregunta por el arte. Pero al mismo tiempo, a través de ese objeto, su autor abre una pesquisa sobre el sistema del mundo contemporáneo y logra colocar a la crÃtica de arte sobre la tela de fondo de una filosofÃa, de una ciencia polÃtica, de una economÃa que utiliza para comprender la magnitud que alcanza la pregunta sin respuesta acerca de qué es el arte de hoy.
"En este volumen se trabajan con maestrÃa algunas cuestiones fundamentales para la comprensión del estado del arte actual, como el tan visitado –pero nunca resuelto– problema de la autonomÃa o heteronomÃa, la subjetividad autoral en un mundo tecnificado en el que la generación de imágenes es cotidiana o la potencia de la creación de cara al Antropoceno. Asimismo, Borisonik soluciona con una claridad insuperable la confusión o asimilación contemporánea entre el diseño y el arte. AsÃ, describe los trazos de un mundo que muta: digitalización de la experiencia vital, literalidad, neoliberalismo, el lugar del cuerpo. Y lo hace en diálogo con tradiciones y reflexiones que van de la metafÃsica al psicoanálisis y de Aristóteles a McKenzie Wark, pasando revista de los grandes movimientos de las últimas siete décadas.
La necesidad del autor es la necesidad del mundo actual, o lo que queda de él, es la urgencia de poder decir sà a la vida, al arte y a la filosofÃa, de sostener la pregunta justa y luchar contra las respuestas inmediatas. No por pasiones disciplinares o policiacas, sino por una exigencia temblorosa que insiste frente a todo pronóstico. Si la pregunta por el arte es la pregunta por el estado del mundo presente y su peligroso futuro, este libro es una muestra de lo que la filosofÃa aún puede sostener. Su lectura fluye de manera atrapante, sostenida por la pasión y la tensión de una escritura que mantiene en vilo a quien la afronta, desde su comienzo en la Bienal de Venecia hasta su crucial afirmación final" (Fabián Ludueña Romandini).